Nos volvieron a atacar con un velado 2% de aumento a las ya abrumadoras retenciones. Esto hará que entren a las arcas del destruido Estado 400 millones de dólares; dinero este que ojalá cumpla su cometido. Si a este monto lo dividimos por las personas que se beneficiarían, daría un importe de $7 para cada uno por día con el que el generoso Estado lo subsidiara a los más necesitados. Si a este magro importe lo quisiéramos dejar de propina al más indigente de los argentinos, seguramente nos lo devolvería diciendo: -“a usted le hace más falta, señor”. El ministro dijo que hay que cuidar a la gallina de los huevos de oro, aludiendo al campo. Señor ministro, nosotros nos sabemos cuidar solos. Permítame darle un ejemplo ilustrativo para que usted dimensione lo que es el campo: cuando usted desayuna con sus colaboradores, seguramente a su mesa irán productos como café, leche, té, tostadas, quesos untables, manteca, azúcar, etc. ¿Nunca se puso a pensar la cantidad de campos e industrias que se movilizaron para preparar su desayuno? Y esto es solo para empezar el día. Cualquier ave cuida su nidal aún a costa de perder su vida. No sigan avasallando a los cada vez menos argentinos que producimos, pues llegará el momento en el que se acabarán los huevos. Paren de aplicar doctrinas retrógradas que atrasan. No pesquen más en la pecera. Anímense a entrar a las profundidades del mar, cosa que hacemos nosotros a diario cuando enterramos las semillas esperando la ayuda de alguna nube bondadosa que riegue nuestros esfuerzos; y, por favor, no sigan confundiendo gordura con hinchazón.
Hugo Roberto Panella
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